viernes, 4 de enero de 2013

Buenas noches y buena suerte, de George Clooney


Hace poco pude ver, por fín, esta película estrenada en 2005 y nominada a seis Oscar: una cinta en blanco y negro sobre el valor del buen periodismo y la televisión de calidad. La historia está basada en la maravillosa década de los 50, donde un carismático presentador de televisión, Edward R. Murrow, pone en entre dicho la gestión de un senador, Joseph McCarthy, que dedica su tiempo y su profesión a buscar comunistas en una etapa bastante oscura de Estados Unidos.
Hay algo mágico en esta historia llena de humo de tabaco, algo que te atrapa y te sumerge de lleno en el argumento; quizás sea el descubrimiento de la televisión en aquella época, donde el presentador, que se bastaba únicamente de sus papeles y de un regidor tumbado a su lado, miraba a la cámara y contaba historias auténticas, noticias de interés que de verdad importaban. Quizás sea por el debate que se empezó a generar acerca de lo que era la televisión: las primeras luchas entre informar o entretener. Hay un fantástico diálogo en la cinta en la que el director de la cadena pregunta al presentador por qué mantener un programa que genera más costes que beneficios, donde los anunciantes no están dispuestos a invertir y donde tiene que enfrentarse a multitud de problemas cada vez que se inicia un tema. Murrow no puede ser más claro: "Es el precio que se tiene que estar dispuesto a pagar". Es el siguiente:


Cabría preguntarse en este momento si finalmente las televisiones de este país han pagado ese precio o si por el contrario han cedido al chantaje político y empresarial de la sociedad actual. Por eso es una película cargada de mensajes actuales, a pesar de narrar un acontecimiento real de hace 60 años. 
Mensajes a parte, me parece una buena película, con un actor principal, David Strathaim, en una magnífica interpretación, donde la fotografía cobra un realismo especial gracias al acierto del blanco y negro y donde el guión tiene una gran fuerza. Digno de alabar el segundo trabajo como director de George clooney que demuestra ser más que un sex simbol y que nos enseña una américa muy diferente a lo que estamos acostumbrados.

Es una gran película para darse cuenta de la evolución de la televisión, para ver lo que pretendía ser y descubrir en lo que se ha convertido. Yo sigo creyendo en esa televisión, ¿vosotros no? 

Después de esto, hoy más que nunca, Buenas noches. Y BUENA SUERTE.

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